Encontrar y desarrollar tu propia forma de ejercer la terapia.
Para conectar de manera más auténtica con los clientes.
La personalidad y valores del terapeuta.
Formarse constantemente y reflexionar sobre la práctica.
Rigidez y falta de flexibilidad.
Es clave para identificar fortalezas y áreas de mejora.
Siendo auténtico, pero también flexible según las necesidades del cliente.
Aferrarse a un enfoque rígido y único.
A través de la experiencia, supervisión y autorreflexión.
Mejorar la conexión terapeuta-cliente.